En uno de mis talleres de actualización
docente, uno de los participantes me comento sobre algunas dificultades que
estaba enfrentando en sus procesos de facilitación. A pesar de su preparación
profesional, la cual era muy amplia en área de educación, no lograba
disfrutar su trabajo, más bien le parecía un tormento las horas que duraba en
el plantel educativo. Continuó expresando los conflictos internos que
enfrentaba: los niños me ponen nerviosos, los adolescentes me vuelven loco y a
los adultos definitivamente ya no los entiendo. Últimamente he aplicado todas
las técnicas conocidas para mejor, pero sin ningún resultado positivo.
No me extraño en nada opción tomada para
tratar de solucionar su estado de ánimo en su actividad docente. Estamos
viviendo un tiempo donde muchas personas piensan que la solución a de sus
problemas están en las 3,4,5… técnicas para resolver esto o los 5 pasos para
conseguir lo otro. El estado que estaba manifestando no es un caso exclusivo de
la carrera de educación, es una condición que por lo general resulta cuando aún
no has encontrado, como establece el educador Ken Robinson, el Elemento. Te
encuentras en la acera del frente de lo que realmente te apasiona.
El Elemento es el punto de encuentro entre
las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Es un estado donde las
cosas que sabes hacer te gusta hacerla. En este estado la solución a tus problemas
surgen de la reflexión. Escucha la respuesta desde tu interior.
No importa en el nivel que te encuentres,
cuando estás en la carrera de tu inclinación, lo disfruta.
En estos momentos donde se buscan solución
para mejorar el sistema educativo, donde incluso se habla de la contratación de
facilitadores extranjeros, debemos apostar a la colocación de docentes que se
encuentren en el Elemento, en la acera educativa.