Tranquilos maestros, hoy son
ustedes mañana serán los conserjes, los padres u otro actor del proceso
educativo, pero nunca los verdaderos responsables.
No bien se suministraron los resultados
de las pruebas PISA y ya el culpable estaba identificado: los docentes. Durante
las últimas semanas hemos visto, con mayor dureza claro, como se continúa
socavando la moral de nuestros docentes.
Pero esto no es nada nuevo,
recuerdo que durante la década de los 90 los culpables del desastre escolar
eran los directores de centros educativos. Se inició todo un debate sobre el
tema, los “expertos” proporcionaron las soluciones mágicas, se realizaron las reformas
al sistema educativo para dar respuesta a esta debilidad del proceso educativo y
mejorar la calidad de nuestros estudiantes. Se crearon departamentos para ayudar
a la formación de nuestros directores y las universidades crearon carreras de
grado y post-grado tendentes a formar un personal capaz de dirigir eficazmente
un centro educativo. Pero como dicen mi abuelo, poco duraron mis alegrías. No bien
se realizó el primer cambio administrativo y todas esas soluciones mágicas quedaron
en el olvido y hoy contamos con el mismo personal directivo, las mismas
cualificaciones, el mismo problema con nuestros participantes y sus
calificaciones, con la diferencia de que en esta oportunidad no son los directores
los culpables. Se roto la pelota, ahora son los docentes. Como dicen: cuando toca
ser clavo, hay que aguantar los martillazos hasta que la cosas cambien.
Lo grave de este nuevo episodio es
que se está maltratando la moral de nuestros docentes y eso puede ser muy peligroso,
de hecho, es peligroso. Si el maestro, como cualquier profesional, pierde la
confianza de sus competencias tendremos no solo que crear programas de formación,
también tendremos que crear programas de ayuda emocional para levantar la autoestima
de estos profesionales. Y en lo que el hacha va y viene seguirá el bajo
rendimiento escolar en nuestros estudiantes.
Puede alguien por un segundo
mirarse en el espejo de estos profesionales. Salir a las calles y ser el
responsable absoluto de que los estudiantes no respondan a pruebas locales e internacionales,
ser el responsable de la desgracia educativa. Una situación difícil. Nadie quiere
verse en ese espejo.
Pero, como en todo país que cuenta
con un sistema educativo caduco e
instituciones rectoras poco responsables, que prefiere juzgar que
autoevaluarse. Que prefiere condenar que admitir sus errores. Que prefiere
socavar la moral de otros y no responsabilizarse y decir: nosotros somos los
responsables. Continuaremos dando palos de ciego y buscando culpables.
El problema con el bajo rendimiento de nuestros estudiantes es debido a la falta de responsabilidad educativa de toda nuestra sociedad,vivimos en una sociedad que esta olvidando la ética y los valores del hogar y la familia siendo hay donde inicia la educación de todo niño que más adelante ira a la escuela para adquirir los conocimientos que serán practicados en su entorno social y los cuales deben ser observados y reforzados por los padres, medios de comunicación, la sociedad y por supuesto los docentes.
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