jueves, 12 de enero de 2017

Cuando la escuela era un espacio divertido, nadie faltaba.




El incremento de asignaturas teóricas al sistema educativo y la tremenda cantidad de tiempo que absorbe para el desarrollo de las mismas, ha enterrado la forma más natural en que aprenden las personas y sobre todo los niños: la diversión.

La diversión, en el entorno escolar, es vista como aquella actividad que provoca placer y aprendizaje lúdico al realizarla. Me gusta mucho la definición que Sir Ken Robinson proporciona en su libro Escuelas Creativas sobre el juego, como sinónimo de diversión, y su función: “el juego, en su múltiple faceta, desempeña un papel fundamental en todas las etapas de la vida y especialmente en el desarrollo físico, social, emocional e intelectual infantil”.

Nuestras escuelas tratan el juego o la diversión como algo carente de sentido y muchas llegan al punto de colocar carteles donde se les prohíbe a los niños jugar dentro del centro escolar. Una verdadera pena. No deje su niño en esos lugares.

Esta no es la única diversión que han eliminado los creadores de políticas educativas, también se han llevado del escenario: el teatro, la música, los deportes, entre otras actividades que desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la persona. Como recompensa, tenemos jornada escolar más larga y menos lúdicas, violación a la privacidad familiar ya que ahora se mandan más tareas a la casa tornando esos pequeños momentos de compartir con los niños en momentos de estrés y que decir de la reducción del recreo que apenas da tiempo para ir al baño.

Recuerdo con nostalgia una de las actividades más divertida de nuestro liceo: la hora club. En ese espacio todos éramos libres para elegir una actividad de nuestro interés como: deporte, cocina, bordado, teatro, baile, ajedrez, ciencia, lectura, entre otras muchas actividades. Una hora de mucho aprendizaje. Y aunque parezca sorprendente, para los creadores de políticas educativas, el ausentismo en la escuela era casi nulo. Todos preferíamos estar en la escuela. Los Secretarios de Educación no tenían que hacer llamado ni comerciales para que los estudiantes se presentaran a las escuelas luego de unas vacaciones.

Si queremos que nuestros estudiantes regresen a las escuelas con pasión y permanezcan en ella, debemos regresarles la diversión. Que nuestras escuelas sean espacio de aprendizaje divertido nuevamente.  



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