martes, 20 de marzo de 2018

LA COMPASIÓN COMO UNA HERRAMIENTA DE GESTIÓN DE AULA

Los maestros de primer año pueden sentir que adoptar un enfoque estricto con sus alumnos es lo mejor. Un maestro de segundo año defiende la compasión.

Por Andrea Marshbank

Cuando entré al aula de inglés de noveno grado, tuve una visión clara de la maestra de primer año que quería ser: una educadora estricta pero atenta, que responsabilizaba a los alumnos por su comportamiento en el aula. Si bien mis intenciones no fueron erróneas, la ejecución de este estilo de enseñanza fue pobre y dejó a mis alumnos con una impresión diferente de mí: apáticos.

En lugar de mostrarle a mis alumnos que estaba tratando de satisfacer sus necesidades y las mías con las reglas y expectativas de mi clase, presenté las estrategias de administración de la clase como una serie de consecuencias. No expresé compasión por mis alumnos ni los consideré como adultos jóvenes de confianza.

A medida que avanzaba el año escolar, mis interacciones con mis alumnos cambiaron. Me sentí más cómodo demostrando mi amor y respeto por ellos, y mis estrategias de administración del aula se centraron en la compasión en lugar de las consecuencias. Cuando mis alumnos pudieron ver que me importaban sus vidas y su bienestar, pudieron confiar más en mí. Y eso significaba que podía solicitar más y esperar más a cambio.

Toda la pedagogía y la teoría previas al servicio que había aprendido sobre la discusión de una clase de veintitrés jóvenes de 14 años durante 90 minutos se volvieron infinitamente más aplicables una vez que mis alumnos supieron que tenía compasión por ellos. Aquí hay algunas cosas que aprendí ese primer año.


MOSTRAR QUE TE IMPORTA

Comencé a enseñar bajo la suposición incorrecta de que mis alumnos de alguna manera, naturalmente, sabrían que me importaba profundamente su éxito y su sustento. Muchos estudiantes, especialmente aquellos que son propensos a problemas de comportamiento, esperan exactamente lo contrario de los maestros, y es importante establecer que eres diferente de sus expectativas.

La forma más sencilla de demostrarles a los alumnos que te importan y tener compasión por ellos es contándoles a menudo y de diferentes maneras. Los elogios genuinos por las tareas, hacer preguntas sobre su día y compartir con ellos las cositas de su vida son maneras excelentes de mostrarles a los estudiantes que usted cuida.

Otra forma de hacerlo es asistiendo a eventos extracurriculares cuando sus alumnos están involucrados. Hacer el esfuerzo de apoyar a sus alumnos en un entorno que no sea el aula puede ser extraordinariamente significativo.


SUPONER QUE LAS VIDAS DE LOS ESTUDIANTES SON COMPLICADAS

Cuando un estudiante actúa, a menudo es un reflejo de los problemas en sus vidas fuera del aula. Es clave ser compasivo con estos estudiantes a medida que aprenden a enfrentar problemas tumultuosos en su vida cotidiana.

Los maestros pueden mostrar compasión al evitar las técnicas de gestión del aula que humillan a los estudiantes o los obligan a abordar su comportamiento en un entorno público. Hable con los alumnos en privado, y siempre pregúnteles cómo van las cosas.

Los problemas de conducta en el aula deberían hacer que los maestros se preocupen por el bienestar de sus alumnos, y debemos trabajar para comprender lo que está sucediendo en sus vidas. Incluso cuando somos adultos, cuando tenemos eventos perturbadores en la vida, es desafiante mantener una actitud alegre en todo momento.


CADA DÍA ES UNA PIZARRA LIMPIA

El perdón es crítico para el manejo de la clase a través de la compasión. Si un estudiante siente que constantemente se le recuerdan sus errores pasados, se sentirá como si estuviese permanentemente etiquetado como un "niño malo".

Cuando perdonamos a los alumnos por cometer errores, al darnos cuenta de que hay muchos factores en sus vidas que se encuentran fuera de la escuela, podemos hacer que cada día sea un poco mejor que el anterior.

Y guardar rencor a los estudiantes que han tomado decisiones pobres o dañinas es agotador y desperdicia el tiempo. Por el bien de su propia felicidad, es crucial perdonar y olvidar los problemas de comportamiento de los estudiantes.


LA DIFERENCIA ENTRE LA COMPASIÓN Y LA AMISTAD

Demostrar compasión por sus estudiantes no es lo mismo que querer que les guste a sus alumnos. Muchos maestros nuevos caen en la trampa de desear la aprobación de sus alumnos, especialmente cuando les enseñan a los estudiantes mayores que están cerca de la edad del maestro, pero eso puede llevar a una falta de respeto mutuo.

Mostrar compasión a los estudiantes es tomarse el tiempo y el esfuerzo para comprender su perspectiva, mientras continúan tomando decisiones que son mejores para su experiencia de aprendizaje. Mostrar compasión no significa que seas amigo de un alumno; significa que te preocupas por su progreso y que están interesados ​​en su futuro.

Por sí mismo, la compasión es una habilidad vital importante. Como parte del manejo del salón de clases, la compasión puede mejorar la efectividad de cualquier estrategia que normalmente pondría en práctica. La compasión brinda a los estudiantes la oportunidad de confiar en sus elecciones y tener fe en las solicitudes que hacen de ellos. Los procedimientos de gestión del aula y la instrucción explícita son importantes, pero los estudiantes que saben que usted está interesado en ellos están más inclinados a respetarlo y seguir su ejemplo.





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