La Zona Colonial no es
solo un lugar en el mapa de la República Dominicana, es un tesoro vivo, un
legado que narra nuestra historia y cultura. Sin embargo, a menudo, su
verdadera esencia se ve oscurecida, relegada a un mero recuerdo histórico o una
propiedad de familias prominentes. Este enfoque cambió recientemente, de manera
inesperada, gracias a la controversia generada por Santiago Matías. Su figura,
aunque polémica, ha conseguido iluminar la relevancia de este enclave
histórico, recordándonos su importancia.
No obstante, la Zona Colonial
enfrenta retos que van más allá del olvido. Después del ocaso, su paisaje se
transforma, convirtiéndose en un escenario para actividades que distan mucho de
su valor histórico y cultural. La presencia de trabajadores sexuales, turistas
en busca de excesos, personas bajo la influencia del alcohol o drogas, e
incluso actividades delictivas, han teñido a esta zona de un cariz de
inseguridad y decadencia.
Lo más alarmante es la
ausencia de propuestas sólidas para rescatar y proteger este patrimonio
invaluable. A pesar de los debates y la atención
mediática, no se han presentado legislaciones o planes de acción concretos que
establezcan límites claros y promuevan un entorno más seguro y respetuoso con
su historia.
La polémica alrededor de
Santiago Matías ha generado debates acalorados, especialmente en los círculos
periodísticos. Pero es esencial no perder de vista el asunto principal: la
necesidad de acciones concretas para salvaguardar la Zona Colonial. La
preocupación debe traducirse en iniciativas que vayan más allá de la mera
discusión.
Es necesario que todos los actores involucrados, desde ciudadanos hasta autoridades, unan esfuerzos en pro de este lugar emblemático. Se necesita con urgencia la creación y aplicación de medidas que protejan, restauren y realcen la Zona Colonial, no solo como un sitio de interés turístico, sino como un espacio vital para la memoria y la identidad dominicana. La oportunidad está sobre la mesa, y la responsabilidad recae en todos nosotros para garantizar que la Zona Colonial no solo sobreviva, sino que prospere para las futuras generaciones.
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