Por:
Iolanda López Iglesias
Debates y más debates me hacen
pensar que nunca estoy lo suficiente preparada para ser una buena docente.
Poseo una amplia formación universitaria (tres carreras exactamente), dos
másteres, estoy escribiendo mi tesis doctoral y todo ello me lleva a pensar que
no es suficiente para ser una buena maestra porque la sociedad, la prensa, los
padres y otros muchos colectivos cada día me exigen más
y me permiten equivocarme menos. Y no es que me queje de esta elevada
exigencia porque me mantiene en una tensión positiva, pero a veces se
transforma más en una carga que en un estímulo.
Pienso que sin esfuerzo no hay
aprendizaje, sé que todos mis alumnos ni son iguales ni poseen las mismas
necesidades educativas (y en el aula intento llevar a cabo iniciativas para
atender a todas), sé que debo buscar los recursos y métodos para dar respuesta
a sus intereses y lo intento, de verdad que lo hago, pero a veces el Sistema
Educativo tampoco me lo pone fácil. Trabajo inmerso en
un sistema frágil y cambiante, con planes de estudios que varían continuamente
sin darles tiempo a comprobar su eficacia, que paralelamente no se
actualizan a la velocidad que la sociedad y el mercado lo requiere, que me dice
qué contenidos tengo que enseñar, pero no me deja cuestionarle si estos son
realmente significativos y tienen alguna utilidad. Me levanto ilusionada y me
dirijo a la escuela porque estoy comprometida con mi trabajo y quiero ser una buena profesional porque valoro el
conocimiento, el estudio y la formación. Trabajo con ganas y me esfuerzo
para hacer bien las cosas dentro de un sistema que aún basa el éxito del alumno
en si es capaz de reproducir aquello que se exhibe en un libro o lo dice aquel
que dirige la clase y no tiene en cuenta si es capaz de resolver correctamente
un problema de forma diferente, donde se entierra la creatividad y no se la
impulsa, donde el rendimiento de las personas aún no se equipara a su
potencial.
Y ahí me veo yo, de verdad con
mucho entusiasmo (porque creo que me quiero dedicar a esto, porque es mi
vocación), leyendo numeroso libros y artículos relacionados con la educación,
la psicología, la pedagogía, la sociología… pero aún pienso que no es suficiente,
porque nos dicen que seguimos haciendo una educación
poco significativa, que parece no gustar a nadie, que todos critican y
donde muy pocos aportan soluciones.
Pero no quiero tirar la
toalla, no pienso hacerlo. Me apasiona enseñar y aprender, creo en la escuela como un lugar de aprendizaje y no de
enseñanza, donde se personaliza, donde se ofrece un aprendizaje
radicalmente personal e intransferible, donde se incrementa la relación entre
profesor y alumno, entre el profesor y las familias de sus discentes, donde el
alumno asume la responsabilidad en su proceso de aprendizaje acompañado por un
docente que le guía, le anima, le motiva y le cuestiona.
Yo voy a seguir mi camino, el
camino que me lleva a aplicar, a parte de mucho conocimiento, mucho sentido
común… A ver si así convenzo a la parte de la sociedad que tan poco confía en
los profesores y la escuela que podemos seguir realizando con tranquilidad,
interés y humildad aquello que tanto nos gusta: EDUCAR con PASIÓN.
¿Piensas que la sociedad te exige mas y te
permite equivocarte menos? ¿El sistema educativo facilita tu trabajo como
docente? ¿Cómo docente se te permite cuestionar los contendidos que el sistema
te impone? ¿Crees en la escuela como un lugar de aprendizaje y no de enseñanza?
Por favor comparta sus respuestas
y experiencias en la sección de comentarios a continuación.
No olvides dejar tu comentario y compartirlo con tus amigos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.